El Dogma no cambia: La Verdad Católica frente al relativismo moderno

 El Dogma no cambia: La Verdad Católica frente al relativismo moderno

En un mundo dominado por el relativismo y la falsa tolerancia, la doctrina católica se erige como un faro de verdad inmutable. La fe que la Iglesia ha transmitido a lo largo de los siglos no está sujeta a las opiniones humanas ni a las corrientes ideológicas de cada época. "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre" (Heb 13,8), y su enseñanza, reflejada en los dogmas de la Iglesia, no puede cambiar ni evolucionar conforme a las modas del mundo.



El Dogma: Pilar de la Fe Católica

Un dogma es una verdad revelada por Dios, definida de manera solemne por la Iglesia, y que debe ser creída con fe firme por todos los católicos. Estas verdades no están sujetas a discusión ni reinterpretación, pues provienen de la Revelación divina y han sido confirmadas infaliblemente por el Magisterio.

El Papa Pío IX, en la bula Pastor Aeternus (1870), reafirmó que la Iglesia tiene la misión de conservar y transmitir la doctrina "sin alteración ni disminución". No se trata de principios filosóficos modificables, sino de verdades eternas que se imponen a la razón humana y a la voluntad de los hombres.

La Amenaza del Relativismo

El relativismo moderno, promovido por el secularismo y las corrientes progresistas dentro y fuera de la Iglesia, ha intentado socavar la certeza del dogma. Se predica que la fe debe "adaptarse" a la mentalidad contemporánea, reinterpretando el Evangelio a la luz de valores mundanos. Esta mentalidad, condenada por Benedicto XVI como "la dictadura del relativismo", conduce a la pérdida del sentido de lo absoluto y a la falsificación del catolicismo.

Un claro ejemplo de esto es la actitud ambigua hacia la doctrina moral. Algunos dentro de la Iglesia buscan suavizar la enseñanza sobre el pecado, promoviendo una falsa misericordia que deja de lado la conversión y el arrepentimiento. Sin embargo, la doctrina sobre el matrimonio, la vida, el pecado y la gracia no está sujeta a revisiones democráticas ni a cambios por presión social. La Verdad no es negociable.

La Fidelidad a la Verdad: Un Deber de Todo Católico

La crisis actual de la Iglesia no es otra cosa que una crisis de fe, causada por la rebelión contra la Tradición y el deseo de agradar al mundo en lugar de serle fiel a Dios. La solución no es reformar la fe, sino reformar los corazones para que vuelvan a la fe verdadera.

Los grandes santos y doctores de la Iglesia nunca cedieron ante las presiones del mundo. San Atanasio defendió la divinidad de Cristo contra los arrianos cuando la mayoría de los obispos caía en el error. San Pío X combatió el modernismo, llamándolo "la síntesis de todas las herejías". Hoy, la lucha es la misma: resistir la falsificación de la fe y proclamar la Verdad sin temor.

El católico fiel debe adherirse a la Tradición sin concesiones. No hay dogma que cambie, porque no hay Verdad que evolucione. "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24,35).

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