Si diriges tu corazón a Dios y extiendes las manos hacia él, si alejas tu mano de la maldad y no alojas en tu tienda la injusticia, podrás alzar la frente sin mancilla; acosado, no sentirás miedo, olvidarás tus desgracias o las recordarás como agua que pasó; tu vida resurgirá como un mediodía, tus tinieblas serán como la aurora; tendrás seguridad en la esperanza, te recogerás y te acostarás tranquilo, dormirás sin sobresaltos, y muchos buscarán tu favor. Pero a los malvados se les ciegan los ojos, no encuentran refugio, su esperanza es sólo un suspiro.
(Libro de Job)
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